Crónicas desde orilla y/o embarcadas.

miércoles, 29 de junio de 2011

Una sierra despistada y un pejerrey de churro.

No sé si se debió a la llegada del verano, que trajo consigo unas temperaturas muy altas, atípicas para el mes de Junio. O puede que fuera que no acerté con lugares y momentos, o tal vez fue que la dificultad para conseguir unos peces aumenta vertiginosamente en las maltrechas aguas del archipiélago. Lo que si sé es que mis últimas jornadas han sido muy duras y que he dispuesto de escasas oportunidades para lograr la anhelada recompensa, esa que todos esperamos en forma de vibrante lucha con algún digno rival cada vez que nos acercamos al veril.

Unos bolos planos, sin persecuciones ni picadas, aguantando eventualmente viento y marea. Una jornada ayer mismo en la que pierdo la ocasión clara de apresar un estupendo saltatrix y algún otro trancón, más otras dos en las que el fruto llegó en forma de pez suelto y con dosis de fortuna. Esto es lo acontecido a grosso modo en los días pasados.

La primera captura fue una sierra temprana, que sirvió de bálsamo puntual y que no tuvo problemas para sacar muchos metros de la línea que alberga mi Stradic Ci4 4000, con el que la llevé hasta el seco. Nada más se hizo notar aquella mañana.




Al día siguiente escogí un lugar donde la comodidad de las aguas tranquilas no trajo provecho alguno y decido entonces trasladarme a barlovento en busca de un mar más dinámico, que nos ayude a engañar una posible víctima. Pruebo y pateo una franja litoral extensa sin éxito. Continúo desplazándome alcanzando una zona más sugestiva, con cierta profundidad y donde avisto un pejerrey notable patrullando a mis pies. Con premura, me decido por un minnow y lo lanzo sobre su trayectoria sin resultado. Cansado de esta opción, me decanto por un jig catapultándolo fuerte hacia el horizonte para sondear bien el pesquero y en busca ya de otros peces. Tras unos cuantos intentos, noto una ligera tensión y observo como un pequeño pez, sarguito o herrerita, viene prendido del señuelo. Le acerco algo más a mi posición y súbitamente aparece un predador que con gran velocidad arremete contra el pececillo y le devora. Al ver el suceso, pensé que se habría tragado el artificial de igual modo que engulló a su víctima, por lo que creí que en breve cortaría el bajo y todo acabaría. Sin embargo, no finalizó aquí mi suerte y el hierro se aferró al animal sin que el monofilamento quedara entre sus dientes, lo cual me permitió tener una bonita pelea con equipo ligero y sacarle esta fotillo al pomatómido.




Ya decía que había sido un churro.

Saludos.

Ps. El trípode me vino genial maestro, gracias.

miércoles, 22 de junio de 2011

Sin perdón.

No hace demasiado tiempo trasmitía aquí mi pesar por la marcha de peces y oportunidades en número preocupante. Asimismo comentaba que gradualmente la racha negativa iba quedando atrás y hoy día afirmo que esta transición ha desembocado en una situación actual en la que no se escabulle nada. Con exactitud no se cuantas jornadas han transcurrido sin que tenga que lamentar la pérdida de algún trancón, pero ya son unas cuantas. Disfrutaré al máximo de este buen momento mientras dure.

El título coincide a propósito con el del estupendo western dirigido por Clint Eastwood, (el cual recomiendo) que queda muy bien como epígrafe de esta breve entrada.

Les pongo imágenes de algunas de las capturas.










Este fin de semana pondré a prueba de forma insistente la solidez de este periodo afortunado. Ya les contaré lo que suceda.

Saludos.

viernes, 17 de junio de 2011

Extravagancias y esporádicos de mi spinning.

Seguramente todos nos hemos encontrado con capturas inesperadas, unas por ser muy casuales y otras por ignorar (al menos en mi caso) que estas se interesasen por nuestros artificiales. Estos apresamientos siempre llaman la atención y dado que últimamente me suceden a menudo, he decidido compartirlo, aprovechando asimismo la ocasión para recordar otros ocurridos en el pasado.

Corría el año 2008 y me encontraba por Lanzarote con objeto de explorar su costa y disfrutar de la pesca. Una semana en solitario por la isla de los volcanes, donde me peleé con los alisios, con unos cuantos rivales deseados y otros inesperados. En aquella escapada sucedió algo que me resultó muy curioso, la captura de un par de gallos (Balistes carolinensis). Durante más de un año de innumerables jornadas, no había tenido contacto con esta especie y repentinamente salen dos espaciados por tres días. Una muestra abajo.




Más recientemente engancho un par de chocos en el mismo día, con el jig de turno y en lugares diferentes. Soy habitual en ambos sitios y nunca había sacado alguno ni en estos ni en otros enclaves. Una casualidad considerable.



Otros cefalópodos como pulpos y calamares se han interesado también por mis hierros. El más dinámico abajo.




Inédito hasta hace bien poco para mis artificiales era este vistoso pejepeine.




Aunque las arañas salen con una frecuencia mayor que los anteriores, lo que no es tan común es conseguir cuatro seguidas, síntoma nítido del limpio en el que me estaba moviendo. (Risas)




Aún así, unos días más tarde regreso al mismo lugar y me topo con una sierra, una bicua buena y un parguito. Cosas de la pesca. Ya los mostraré en la próxima.


Sabiendo que otros spinners capturan bailas en números considerables, yo, no he apresado muchas y nunca más de una por jornada, sin embargo hace poco saqué dos estupendas, perdí una tercera y lo que parecía otra atacó con insistencia a mi whistler.






Y para finalizar, en dos jornadas consecutivas logro sendas seriolas dumerili. Con estos medregales coincido mucho menos que con las rivolianas.






Qué será lo próximo.

Saludos.

miércoles, 8 de junio de 2011

Buena actividad. Resultado pequeño.

Tiempo hacía ya que tenía esta entrada en proceso, pero no he tenido el momento para acabarla y publicarla. Un viaje y no precisamente de pesca (cosa curiosa), me ha tenido muy ocupado. Salvo desplazamientos que tienen como fin la práctica de otros deportes, mis periplos como turista son escasos. En general, no me gustan las ciudades y si uno va con intención de disfrutar de algún paraje natural, que mejor que esté cercano al mar para dar de paso unos cañazos, multiplicando así la diversión. Hasta ahora lo veía de este modo, algo que es probable cambie a tenor de las sensaciones experimentadas por la extraordinaria ciudad de Florencia. Pasear por las calles de la metrópoli cuna del Renacimiento, a despertado en mi cierto afán de conocer con mayor profundidad la vida y obra de otros personajes excepcionales, como los que por allí anduvieron.

Y si tienen la oportunidad, visiten también "La Plaza de los Milagros" en Pisa, donde podrán ver mucho más que un maravilloso campanario inclinado.

Tras este inicio caprichoso, volvamos a la temática del blog, que es de lo que se trata.

Aunque últimamente estoy teniendo jornadas de actividad notable, no consigo materializar la misma con un resultado acorde. Casi todo trancón que presagia que es pez de buen tamaño o que sabemos con certeza que lo es se desvanece. Que si se suelta en la varadura, que si se lleva el artificial consigo, que si muerde donde no hay anzuelo, ¡que desastre! Rachas similares he sufrido en el pasado, sin embargo creo que esta es la más cruel, tanto por el número como por el tamaño de los animales perdidos. Por fortuna también me dice el ayer que estos periodos negativos se disipan y las malas estadísticas se convierten en otras más favorables.

Si bien te quedas abatido por no lograr las oportunidades, la captura de peces de pequeña talla me ha dado aliento y alegría, pues siempre es grato conseguir apresar algo y más si el premio es diverso, como es el caso.








Todos los peces fueron devueltos al agua.

Paulatinamente vamos saliendo de este bache. Ya les contaré en próximas entregas.

Saludos.